Ayer tocaba la ecografía de las 20 semanas. Luis me acompañó y fuimos encantados a ver cómo estaba nuestro bebé. En una sala oscura me esperaba el ecógrafo y dos mujeres muy amables, una hacía la prueba y la otra tomaba los datos en un ordenador. “Queréis saber el sexo, ¿supongo?”, dijo la que manejaba el aparato. “No” contestamos nosotros “preferimos llevarnos la sorpresa”. “Bueno” dijo “fíjate, es bueno preguntarlo, nunca sabes”.
Tras realizar la prueba, con golpecitos incluidos para que el bebé se dé la vuelta (cuando el bebé claramente incómodo lo único que hace es dar patadas al ecógrafo) vamos hacia la mesa semioscura de la mujer que toma los datos. “Aquí tienes un consentimiento informado para firmar, es algo nuevo que nos hacen hacer y es simplemente para que declares que estás de acuerdo que esto no es una prueba diagnóstica concluyente”, dice. “Claro”, contesto y firmo, me sorprenden tres cosas: una que no me hicieran firmar uno igual cuando me ecografiaron a las 12 semanas, otra, me parece genial que por fin acepten que esta prueba diagnóstica hace aguas a muchos niveles, aunque puede resultar útil para algunos diagnósticos y la tercera es que se firme un consentimiento tras hacerse la prueba y no antes como debe ser. “Aquí tenéis una copia y algunas fotos del bebé”. Read More →